sábado, 1 de noviembre de 2008

San Jerónimo Tlacochahuaya


(Vista lateral del exconvento de San Jerónimo Tlacochahuaya)

Por tradición se sabe que Tlacochahuaya fue fundado por un guerrero zapoteca, llamado Cochicahuala, “el que pelea de noche”, después de vencer a sus enemigos, probablemente de la tribu de los chántales.
Cuando llegaron los españoles, Tlacochahuaya fue entregada en encomienda al Señor Don Gaspar Calderón, y después de mucho tiempo pasó a poder de la corona.
Francisco de Burgoa asegura que la población era una mansión y vivienda de Recabitas; desde la fundación del convento.
Los Recabitas fueron hombres que se dedicaron a la penitencia que vivían sepultados en vida, en cuevas como sepulcros; puntuales en los rigores de la maceración y el recogimiento.
El seminario más acreditado del siglo XVI, fue el de Tlacochahuaya, incluso porque se guardaban las normas tan estrictamente que los frailes parecían estatuas, por los años que pasaban de clausura y martificación.
Fueron prelados en el convento de San Jerónimo: Fray Juan de Mata, Vicano Fray Juan de Berrio, Fray Jordán de santa catalina y Fray Juan de Córdoba.
La población era una de las que más tenia habitantes de los Valles, contaban con trescientos casados, se dedicaban al cultivo del maíz, membrillo, granada y del cuajinicuil que es antídoto contra el veneno de animales ponzoñosos. Las casas tenían techos de tejas, eran bajas como las viviendas de los españoles.
El templo se empezó a construir a mediados del siglo XVI, con la vigilancia Fray Jordán de Santa Catalina.
Burgoa apunta que era común en las provincias de la orden dominica, poseer un convento que se llamaba La observación, donde los frailes pudieran retirarse a dedicar su tiempo a la meditación.
Las dimensiones originales del templo fueron modificadas, inicialmente fue una pequeña capilla, misma que se acompleto con las del transepto hasta adquirir su forma actual de cruz Latina.
Lo mismo puede decirse de la barda y cruz atriales, la primera no fue un elemento propio del inicio de la colonia aunque lo fue posteriormente. La barda, la cruz atrial y la puerta de acceso al atrio se encuentran desaliñadas respecto del vano de la puerta, principal acceso al templo. Esto es una modificación del diseño primitivo de estos conjuntos arquitectónicos y marca ya la presencia del Barroco que cambia las estructuras rígidas de los últimos días del Renacimiento.

La portada, en general, es modesta, sus elementos están tratados con sencillez, no tienen todavía ni la riqueza, ni la figura de otros momentos erigidos posteriormente, lo que es normal, ya que los naturales aún no asimilaban las nuevas técnicas constructivas y seguramente no estaban todavía familiarizados con los conceptos, personajes e ideas de los promotores de la evangelización.
En la parte central inferior esta el vano de la puerta principal, cuyo acceso esta delimitado por un arco de medio punto con una clave, la que tiene labrada dos pequeños perros con teas encendidas en su hocico, símbolo de los dominicos que los acreditan como “Perros del Señor”.
El lugar principal de la portada la ocupa San Jerónimo, que es el patrón de la comunidad, al que vemos en actitud de escucha de la voz del altísimo, simbolizada por una trompeta que recuerda una carta atribuida a este santo donde escribió “sea que yo vea o que yo duerma creo siempre escuchar la trompeta del juicio final”.



(Vista frontal del exconvento San Jerónimo Tlacochahuaya)

Frente al templo, por el lado norte se encuentra el Palacio Municipal, con un amplio pórtico al frente, gruesas columnas y arquería forman su estructura arquitectónica. Sobre sus remates esquineros lucen leones dorados de rojas fauces y junto a las instalaciones del centro de salud, La Picota, extraño vestigio de la época de la colonia. En este lugar se exponían a los reos a la vergüenza pública, como advertencia a la demás sociedad, elemento único en el Estado.
A corta distancia se encuentra el reloj del sol, en el que aun podemos determinar, el horario diurno, antecedente de aquél que se halla encima de las caras de la Torre Izquierda de la portada del templo y que acciona por contrapesos, poleas y engranes para levantar unos martillos que caen sobre las campanas produciendo un tan-tan.
Tlacochahuaya es una comunidad de origen indígena. Por tradición hablada se supone que el pueblo fue fundado en el año de 1,100. Habiendo crecido los zapotecas, tuvieron que extenderse buscando mejores tierras, dirigiéndose hacia el sureste. Los habitantes eran independientes y acostumbrados a habitar en cerros; de acuerdo a esta tesis, que suponía que la dispersión en que vivían y a la difícil topografía de las montañas en que habitaban, fue un pueblo que paso mucho tiempo sin conquistar.
Tlacochahuaya fue la encomienda de un español que tenía el derecho a poseerla por cinco vidas, él y sus sucesores, quedando al fin incorporado el pueblo en la corona real, más o menos después de la boda del hijo de Cosijoeza con una india de la principal nobleza.
Sus títulos le fueron expedidos por el Gobierno Colonial en 1566.



(Organo del exconvento San Jerónimo Tlacochahuaya)

El equipo del 3020 expusó a su conjunto la conquista y el orden político colonial en Oaxaca).
Se redacto una descripción del Templo (actividad con música).

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